Hoy no se puede hablar de otra cosa por mucho Barsa-Madrid que tengamos esta noche, por mucha crispación que quiera causar el técnico de los segundos o por las muchas predicciones que se puedan llegar a hacer con la alineación y la actitud que puedan presentar los blancos esta noche.
Hoy no habría que tener mas palabras que para el Mirandés, grande Mirandés. Atras dejamos otros artículos de opinión donde hemos entristecido comentando lo mas amargo del fútbol, acciones y situaciones que jamás deberían haberse tolerado, ni en España, ni en ningún pais con un estructura deportiva seria y sedienta de credibilidad.
Al contrario, hoy tenemos que desharcernos en elogios con un club, un club de la tan lejana, segunda división b de nuestro fútbol español. División esta, en la que muchos de sus futbolístas han de trabajar en otros menesteres profesionales para poder vivir, como el máximo goleador de la presente copa del Rey, Pablo Infante. Pablo nos volvió a deleitar ayer con su clase como futbolísta y por supuesto, con un extraordinario gol, que si bien fue conseguido con algo de suerte, posibilitó que su equipo, desde ese mismo instante se volcase en busca de la gloria.
Hoy entonces, solo se puede engrandecer el fútbol como deporte y como sinónimo de superación y grandeza. Pero también tenemos palabras tristes cuando recordamos los salarios insultantes de algunos jugadores de la primera división española. Nos escandalizamos y mas ahora, porque este humilde conjunto de Miranda de Ebro, ha apeado de la competición a tres equipos de esos que pagan remuneraciones astronómicas, propias de estrellas de Hollywood. Los ha eliminado a doble partido, no en eliminatoria única donde puyede jugar el factor suerte, un papel clave. Ha dejado las vergüenzas de todos ellos al aire.
Solo nos queda elogiar a este equipo, sus jugadores, su ténico, su afición, su juego, su garra y sobre todo su grandeza.
Gracias Mirandés por volver a hacernos creer en el fútbol, en un fútbol alejado del Marketing, las televisiones, los millones y millones de euros, las marcas, los anuncios, las frivolidades y excentricidades de los actores-futbolístas. Gracias, gracias por todo, por volver a hacernos sentir escalofríos al ver que los partidos se ganan con fútbol y corazón, no con billetes de quinientos euros, ni con extrafalarios representantes.
Gracias una vez más. Suerte, mucha suerte gran equipo!
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